jueves, 30 de julio de 2015

En busca de la oscuridad

Nada, nunca, nadie
Los días pasaban sin parar
Nada, nunca, nadie
Cada vez tenía más peso que cargar.


Solitario y hastiado,
un eco de preguntas mudas.
Cansado y desalentado
reza para que la esperanza acuda.

El cielo ya no brilla,
tan solo envuelve con lluvia y frío.
El sol no calienta,
ilumina con un tono gris su desvarío.

“Algo, más allá”
le decían sus ojos a su cabeza.
“Algo, más allá”
Pero carecía de cualquier certeza.

“La luz cae de las alturas”
pensaba en voz rota y alta.
“Igual caeré yo si vuelo,
alas para encontrarla me faltan”.

Miró lo que tocaban sus pies,
suelo sucio, polvoriento y descuidado.
Palpó lo que tocaban sus pies,
tierra suelta del planeta deshabitado.

“Condenado estoy a vivir en tierra,
lejos de esa luz de las alturas.
Pero mis ojos me lo han dicho,
que existe eso que aún no he visto.

Luz alta e inalcanzable,
demostraré tu existencia sin supuestos.
Luz sospechosa e intocable,
iré a encontrarme abajo con tu opuesto”.

Luz para que haya oscuridad,
conceptos que se aúnan,
Oscuridad para que haya luz,
empezó a cavar para que ambos se reúnan.

Solo usó sus manos,
y su cuerpo fue despareciendo,
Solo usó su fuerza,
y el agujero lo fue engullendo.

En las profundidades se adentró,
“Oscuridad quiero yo”
En las profundidades se hundió,
hasta que ya nada vio.

Nada, nunca, nadie.
Los días pasaban en tinieblas.
Nada, nunca, nadie
cordura diluida en negras nieblas.

Profundidad y soledad,
Cada vez más abajo, cada vez más loco.
Abajo y sucio.
Cada vez más cerca, cada vez más roto.

Y la tierra dio paso a los ladrillos,
extraños y misteriosos
piezas quebradizas que cedieron,
y dieron con su cuerpo en un pozo.

Caída, golpe y dolor.
Nadie, nunca, nada.
Ya no más.
Nadie, nunca y dolor.

A tientas, estrechos pasadizos.
Despacio, recorre la senda escondida.
Tropezones y tropiezos
y una voz femenina que desde arriba lo veía.

Tono dulce y embriagador,
palabras de una imposible criatura,
piadosa y apenada,
moradora de las sombras oscuras.

“Buscas luz en mis tenebrosas ruinas,
pero aquí la claridad no se revela.
Dime, la curiosidad me domina:
¿es este de verdad el camino que anhelas?

Mi reino es oscuridad absoluta,
tus manos incautas no verán luz en esta gruta.
Y ahora estás aquí atrapado,
pues, en la caída, la subida de regreso te has negado”.

Y luego la voz quedó callada,
Ninguna palabra más se oyó.
La criatura no era culpable
de la caída que él sufrió.

Obstinado y orgulloso,
los rincones del reino él exploró.
A solas con visiones trastornadas,
a solas solo él se quedó.

Oscuridad más negra encontró,
lejos de aquel profundo agujero,
Oscuridad absoluta lo inundó,
A solas solo él se quedó.

2 comentarios:

  1. ¡Hola Aio!

    Vaya, no sabía que también escribías poesía. Y muy bien por lo que he podido comprobar. Busca la luz, y termina por encontrar la oscuridad. Me ha gustado la parte en la que dices:

    "Luz para que haya oscuridad,
    conceptos que se aúnan,
    Oscuridad para que haya luz,
    empezó a cavar para que ambos se reúnan."

    ¡Un abrazo! Y sigo leyendo ^^

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    1. ¡Hola, Carmen!

      De nuevo, muchísimas gracias por tu comentario. La verdad es que no suelo escribir poesía, y esto es tan solo un intento a ver cómo quedaba. Me alegro mucho de que te haya gustado.

      ¡Un abrazo muy fuerte! ¡Nos seguimos leyendo!

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