jueves, 2 de julio de 2015

Diario (Cuarta parte de siete)

Día 494.

No he podido abrir la compuerta exterior. Bueno, en realidad, no he sido capaz de hacerlo. Los golpes que escuché anoche eran reales, como si alguien golpease la compuerta con un tubo de hierro para que lo dejara entrar en el refugio. Al principio eran golpes fuertes, tanto que el sonido iba desde la cámara hermética de salida, atravesaba la zona de purificación y el área de esparcimiento y llegaba hasta mí, tumbada sobre la litera. Desde entonces los golpes se han repetido a lo largo de todo el día de manera intermitente, pero tengo la impresión de que cada vez se vuelven más débiles, como si las fuerzas estuviesen abandonando a quien quiera que sea el que está ahí fuera. Ahora mismo es casi de madrugada y han pasado unos veinte minutos desde el último que escuché. Y ojalá no vuelva a escucharlos. Todas las veces que los escucho es como si una estaca de remordimiento se clavara en mi estómago. No sé si estoy haciendo lo correcto dejando la puerta cerrada, pero no quiero exponerme al veneno dejando entrar a cualquiera. Incluso a veces me sorprendo a mí misma deseando que el gas actúe deprisa y acabe con esa persona de fuera. ¿Eso me convierte en una mala persona?

Y entonces se me ocurre que quizás sea Raquel la que está pidiendo mi ayuda. ¿Y si es ella y estoy ignorando su llamada de socorro? He tratado de prestar toda la atención posible, incluso pegando la oreja al grueso metal reforzado de la compuerta exterior, pero apenas consigo escuchar su voz. En ocasiones el murmullo que llego a percibir me recuerda a una voz femenina, a la voz de Raquel, pero con un tono cansado y asfixiado. Otras veces se me parece más a una voz aniñada y pienso que podría tratarse del niño infectado del camino. Hasta puede tratarse de una persona completamente desconocida, completamente nueva, y yo no tendría modo de saber si esa persona es de fiar, y no lo descubriría hasta que fuese demasiado tarde para mí.

Quizás podría dejar entrar a esa persona y hacerla pasar por las duchas purificadoras. Pero, ¿y si abro y se niega? ¿Y si resulta que descubre que está infectada y se vuelve agresiva? ¿Y si se niega a estar en cuarentena? No..., es demasiado peligroso abrir. Y tan solo quedan unos seis meses para que se cumpla el plazo y la nube de gas se haya disipado. O al menos eso es lo que nos dijeron a todos... No puedo exponerme, no puedo poner en peligro mi vida por una duda.

Ya han vuelto los golpes para torturarme. Ahora parecen más cansados y espaciados en el tiempo. Por los Altos, estoy dejando que esa persona muera y yo estoy aquí quieta escribiendo un estúpido diario. Pero si abro la puerta, entonces...

Raquel, ¿y si eres tú?

La única forma de salir de dudas es abrir esa dichosa compuerta...

La única forma de saber quién es... Quizás sea eso lo que me atormenta, la incertidumbre de no saber de quién se trata, la posibilidad terrible de que sea mi amiga pidiendo socorro.

Estoy demasiado confusa. Yo... estoy harta de escribir.

Hasta mañana, diario

[…]

Vale, me he puesto uno de los trajes de protección. Ahora mismo son las dos de la mañana. El remordimiento pudo conmigo y acerqué la oreja a la compuerta otra vez. No sé si fue fruto de mi imaginación, pero he distinguido unos débiles gimoteos desde fuera. No aguanto más. Tengo que abrir la compuerta y descubrir quién es. Si es Raquel... la voy a dejar entrar y la haré pasar por las duchas purificadoras. Ella colaborará, estoy segura. Pero si no es ella y es alguien desconocido..., tengo un plan. Tan solo necesito un walkie talkie, unas barritas energéticas, agua... y algo para defenderme. Por si la cosa se tuerce.

Hasta mañana, diario.

O eso espero.

2 comentarios:

  1. Hola Aio!
    Esta semana me he retrasado un pelín :P Sorry...
    Un capítulo cargado de incertidumbre. Aunque parece que se ha dedicido a abrir. Me pregunto quién será... Y como ya has subido la quinta parte, pues me voy a leerla y así salgo de dudas, jeje
    Hasta ahora! :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Carmen!

      ¡No te preocupes ni te disculpes! Para mí, que leas mis historias es un lujazo, lo hagas en el momento que lo hagas.

      Me alegro de que te guste cómo se está desarrolando la historia. La prota está un poco hecha un lío... :P

      ¡Un abrazo fuerte! ¡Nos seguimos leyendo!

      Eliminar