jueves, 29 de diciembre de 2016

Vagabundo

Poco me importa que la luna de este planeta árido, de montañas colosales, sólidas y compactas, se interponga entre mi caza estelar y el sol, sumiéndome lentamente en un eclipse de una oscuridad absoluta mientras sobrevuelo la superficie. No consigo apartar la mirada de la pequeña pantalla verde y redonda de la cabina. La imagen me muestra el barrido de señales del radar como si fuera un parabrisas verdoso que va y viene sobre un fondo milimetrado. Tamborileo con los dedos sobre la palanca de mando mientras me muerdo el labio, nervioso. Esa dichosa línea en la pantalla todavía no detecta ninguna señal de la cápsula de escape de Anna.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Eugenesia

La sociedad había cambiado. Pero el constante paso de los años provocó que nadie se diese cuenta de ello hasta que el cambio ya era irreversible. Se estableció la dictadura de la falta de opciones. Elecciones tras elecciones, los ciudadanos de Vangla acudían a las urnas para terminar obteniendo luego el mismo resultado de siempre. Daba igual el color de la ideología en el poder, todos los presidentes abordaron de la misma manera el problema de los constantes ataques desde fuera de las fronteras. Los líderes se escudaron, primero, en la falta de seguridad del pueblo y, luego, esgrimieron el miedo como arma para aprobar leyes que en otro tiempo hubiesen sacado las protestas a las calles.

jueves, 15 de diciembre de 2016

La bailarina del desierto

Las ráfagas del viento marcaban el compás. Las dunas circundaban la reseca y agrietada planicie, convertida en una improvisada pista de baile para los remolinos de viento. Los granos brillantes de arena se elevaban en el aire y brillaban como diminutos diamantes golpeados por los intensos rayos de sol, que caían verticales desde lo alto de un azul tan puro que parecía inabarcable para la vista humana. La arena se lanzaba contra sí misma en espirales caprichosas de belleza reseca y calurosa. Y, de cuando en cuando, parecía modelar un volumen invisible en el aire, como si una joven transparente bailara despreocupada en un desierto ardiente bajo un calor abrasador.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Príncipe azul

El príncipe, con aires de derrota, cruzaba el bosque con el sol naranja del atardecer a su espalda. Caminaba delante de su corcel, de nombre Veloz, llamado así tanto por la presteza de su galope como por la inmediatez de sus reflejos en la batalla. El príncipe, contrariado, sujetaba las riendas de su fiel compañero de fatigas y negaba para sí mismo sacudiendo la cabeza de un lado a otro.