jueves, 16 de julio de 2015

Diario (Sexta parte de siete)

Día 495.

El pequeño y contaminado Lewis ha cumplido con su parte del trato.


Raquel está muerta. La encontró en el sótano de su casa, acurrucada y seca en una esquina, me imagino que para protegerse de la lluvia de bombas de aquel día. Al parecer, logró sobrevivir a las explosiones, pero no al gas que vino después. Si tan solo me hubiese hecho caso y se hubiese mudado aquí cuando se lo propuse... En cualquier caso, ya no hay vuelta de hoja. O al menos eso fue lo que me contó Lewis por el walkie. Al principio me negué a creerlo. Pensaba que era todo una cruel mentira suya para zanjar el asunto de Raquel y permitirle así entrar en mi refugio. Pero cuando le pedí que me describiera sus pendientes, este describió sus formas plateadas con todo detalle. Sin duda, Lewis estaba ante el cuerpo de Raquel, y aquellos eran los pendientes que le había regalado y que nunca se quitaba.

Entonces supe al instante que Lewis no estaba mintiendo, y que mi amiga Raquel estaba muerta de verdad. No sé qué esperaba, en realidad. Después de tanto tiempo, era lo más probable. Pero es extraño ponerlo por escrito... Es como la prueba definitiva de que ya no se puede volver atrás, de que ya no volveré a pasar una tarde conversando con ella... Hace que me cuestione si de verdad merecerá la pena sobrevivir. ¿Con qué me voy a encontrar cuando la nube de gas se disipe? ¿Con una amiga muerta fuera y un niño muerto en la cámara de cuarentena? Ahora mismo me parece que nada merece la pena y no tengo ni idea de qué hacer. Estoy harta de esperar aquí encerrada. Y cuando todo acabe, dejaré de estar encerrada aquí, pero estaré sola fuera. Ni siquiera sé si queda alguien sin contaminar ahí. Todo esto es... Es una mierda.

De modo que me he sentado en el comedor, he dejado divagar mi mente y he buceado en mi interior en busca de algún atisbo de esperanza. Y lo he encontrado. Se llama Lewis. Ese pequeño me ha demostrado que también quiere sobrevivir, y se merece una segunda oportunidad. Quizás, con un poco de suerte, él pueda sobrevivir lo suficiente en cuarentena como para que reciba ayuda médica especializada. Hasta entonces, velaré por él para que viva todo el tiempo posible, racionaré las provisiones e incluso dejaré de comer para que él tenga una oportunidad. Ya no me importo. El mundo no merece la pena si no ayudamos a los demás.

Incluso puede que sea agradable tenerlo aquí. Podremos conversar de vez en cuando, a través de la puerta de contención. Aunque intentaré no cogerle demasiado cariño...

En fin, comienza una nueva etapa en este refugio, pero al menos ya no estaré sola durante un tiempo, e intentaré ayudar a Lewis para que sobreviva. De hecho, está tardando en volver, y estoy deseando que llegue. Ese pobre chaval lo ha debido de pasar muy mal, y yo me he aprovechado de él. Pero rectificaré mi error con creces.

Al fin y al cabo, si no nos protegemos unos a otros, el mundo pierde su valor. Este será el primer ladrillo que pondré en la construcción de un mundo nuevo y mejor. Y su nombre es Lewis.

Oigo golpes en la compuerta exterior. Me aseguraré llamándole al walkie. Si es él, voy a por mi traje, y voy a abrir... Debe de ser él.

Hasta mañana, diario.

2 comentarios:

  1. ¡Hola Aio!

    Qué penita... Raquel ha muerto... Aunque, como bien dice tu protagonista, era lo más probable.
    Me alegro de que haya dejado el egoísmo de lado. En momentos así es cuando se ha de dar todo por intentar ayudarnos unos a otros, verdad? Si no, ¿qué clase de seres humanos seríamos? Ahora sólo espero que Lewis sobreviva, ni que sea lo justo para poder ser feliz unos días :)

    Un gran capítulo. Se me ha hecho muy cortito, jeje. Un abrazo muy fuerte ^^
    Y nos seguimos leyendo ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Carmen!

      Muchas gracias por leerme y por tu comentario. A ver qué pasa al final. ^^

      ¡Un abrazo fuerte! ¡Nos seguimos leyendo!

      Eliminar