Las olas la tentaban con promesas
provenientes de más allá del horizonte del océano. Promesas
inalcanzables que nacían justo donde su vista se perdía, por encima
de la cortante línea definida que separaba el cielo azul del mar
azul. Sentada en la orilla, las olas se acercaban cada vez más a la
punta de los dedos de sus pies, pero ella no se dio por enterada.
Quería que el mar se confiase y creyese que la iba a pillar
desprevenida para que, una vez llegado el momento en el que el agua
salada la tocara, fuese ella realmente quien disfrutase al máximo de
un instante en el que todo un vasto océano la estuviese acariciando
y lamiendo con la delicadeza de las idas y venidas del oleaje
tropical.
Su piel se erizó cuando el agua
la tocó por primera vez, y se pasó las manos por los brazos cuando
el escalofrío le subió por todo el cuerpo. Saboreó las sensaciones
descomponiéndolas en pequeñas porciones de percepción, que degustó
con calma y sin prisa. Solo importaba el ahora, solo importaba el
momento presente.
No se alteró lo más mínimo
cuando una roca del tamaño de un coche utilitario pasó rodando a su
lado a la velocidad del rayo, abriéndose paso entre la humareda que
nacía de su ardiente interior. Pasó a escasos metros a su lado y
chocó violentamente contra el agua, despidiendo con violencia un
estallido de vapor de agua, y salpicando una lluvia de arena y agua
salada templada que roció el cuerpo de la joven. Perlitas de agua
cristalina quedaron quietas sobre sobre su piel, mientras otras
recorrían traviesas cada una de las cinceladas curvas de su belleza
morena.
Tomó aire y mantuvo la vista en
el horizonte de enfrente. Prestó atención para seguir escuchando el
murmullo tranquilizador de las olas, pero este cada vez podía oírse
menos. En su lugar, comenzó a aparecer un leve zumbido sordo que
hacía vibrar la arena bajo la chica. Lentamente, el zumbido fue
aumentando de intensidad hasta que atronó con fuerza, rompiendo en
un estallido cualquier atisbo de paz. Y la lluvia de ceniza empezó
justo cuando la sombra de la columna de humo cubrió el sol que había
estado brillando a su espalda.
El temblor se convirtió en
terremoto, el cielo se volvió negro como el carbón, y a su
alrededor no paraban de caer rocas y salpicaduras incandescentes de
lava. Sin embargo, ella permanecía inmutable y en silencio, mirando
el horizonte, que se mantenía fiel a su azul puro.
Entonces, miró a un lado y vio
la botella de cristal en la arena, con el mensaje que había escrito
enrollado en su interior. La recogió con calma, pero justo a tiempo
de apartarla de una piedra en llamas que le hubiese caído encima. En
torno a la joven comenzaron a ramificarse riachuelos de lava
humeante, que cristalizaban la arena a su paso incandescente. Con
absoluta parsimonia, arrojó la botella a la lava que comenzaba a
cercarla. Se dejó llevar por una ensoñación cuando observó cómo
el cristal se derretía en torno a las llamas que quemaban la nota de
su interior y la convertían en un torbellino de cenizas que se
agitaba entre las ascuas.
Sobrecogida por la belleza del
ahora, se puso de pie y miró por última vez el azul de su
horizonte. Sonrió y se dio media vuelta, a los pies del volcán
monstruoso que no cesaba de sacudirse como un pulgoso perro negro
rabioso que escupía constantemente fuego, roca y ceniza. Ella
sonrió, y empezó a caminar hacia él, segura y decidida, sorteando
con gracia la lava a sus pies.
Ningún volcán, por muy fiero
que este fuese, lograría doblegarla.
Stromboli una película de Rosellini . me recuerda a tu historia ...
ResponderEliminar¡Hola, Alexandra!
EliminarNo he visto esa peli, pero me la apunto para verla. En realidad, mientras no te recuerde a la peli "Volcano", todo bien. Esa peli no me gustó demasiado. ;)
Me gusta que me digan si mis historias se parcen a algo, así intento ser más original la próxima vez. ^^
¡Un abrazo fuerte! ¡Y muchas gracias por leerme! :)
Qué historia más inquietante, primero porque la chica queda hipnotizada por ese inmenso azul del mar. Y luego por no temer lo que se avecinaba...
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo la manera en la que narrabas la historia, con cierta ternura y a la vez tristeza. Gran trabajo :D
¡Hasta la próxima Aio! ¡Un abrazo! ^^
¡Hola, Carmen!
Eliminar¡Me alegro de verte de nuevo por aquí! Muchísimas gracias por leer esta historia. La idea era la de afrontar cualquier problema con la calma de un mar azul, aunque el problema sea un volcán enorme en erupción. Jejeje. Es una idea que me llama la atención. :)
De nuevo, muchas gracias por tus palabras. ¡Nos seguimos leyendo!
¡Un abrazo!