jueves, 27 de agosto de 2015

Horizonte oceánico

Las olas la tentaban con promesas provenientes de más allá del horizonte del océano. Promesas inalcanzables que nacían justo donde su vista se perdía, por encima de la cortante línea definida que separaba el cielo azul del mar azul. Sentada en la orilla, las olas se acercaban cada vez más a la punta de los dedos de sus pies, pero ella no se dio por enterada. Quería que el mar se confiase y creyese que la iba a pillar desprevenida para que, una vez llegado el momento en el que el agua salada la tocara, fuese ella realmente quien disfrutase al máximo de un instante en el que todo un vasto océano la estuviese acariciando y lamiendo con la delicadeza de las idas y venidas del oleaje tropical.


Su piel se erizó cuando el agua la tocó por primera vez, y se pasó las manos por los brazos cuando el escalofrío le subió por todo el cuerpo. Saboreó las sensaciones descomponiéndolas en pequeñas porciones de percepción, que degustó con calma y sin prisa. Solo importaba el ahora, solo importaba el momento presente.

No se alteró lo más mínimo cuando una roca del tamaño de un coche utilitario pasó rodando a su lado a la velocidad del rayo, abriéndose paso entre la humareda que nacía de su ardiente interior. Pasó a escasos metros a su lado y chocó violentamente contra el agua, despidiendo con violencia un estallido de vapor de agua, y salpicando una lluvia de arena y agua salada templada que roció el cuerpo de la joven. Perlitas de agua cristalina quedaron quietas sobre sobre su piel, mientras otras recorrían traviesas cada una de las cinceladas curvas de su belleza morena.

Tomó aire y mantuvo la vista en el horizonte de enfrente. Prestó atención para seguir escuchando el murmullo tranquilizador de las olas, pero este cada vez podía oírse menos. En su lugar, comenzó a aparecer un leve zumbido sordo que hacía vibrar la arena bajo la chica. Lentamente, el zumbido fue aumentando de intensidad hasta que atronó con fuerza, rompiendo en un estallido cualquier atisbo de paz. Y la lluvia de ceniza empezó justo cuando la sombra de la columna de humo cubrió el sol que había estado brillando a su espalda.

El temblor se convirtió en terremoto, el cielo se volvió negro como el carbón, y a su alrededor no paraban de caer rocas y salpicaduras incandescentes de lava. Sin embargo, ella permanecía inmutable y en silencio, mirando el horizonte, que se mantenía fiel a su azul puro.

Entonces, miró a un lado y vio la botella de cristal en la arena, con el mensaje que había escrito enrollado en su interior. La recogió con calma, pero justo a tiempo de apartarla de una piedra en llamas que le hubiese caído encima. En torno a la joven comenzaron a ramificarse riachuelos de lava humeante, que cristalizaban la arena a su paso incandescente. Con absoluta parsimonia, arrojó la botella a la lava que comenzaba a cercarla. Se dejó llevar por una ensoñación cuando observó cómo el cristal se derretía en torno a las llamas que quemaban la nota de su interior y la convertían en un torbellino de cenizas que se agitaba entre las ascuas.

Sobrecogida por la belleza del ahora, se puso de pie y miró por última vez el azul de su horizonte. Sonrió y se dio media vuelta, a los pies del volcán monstruoso que no cesaba de sacudirse como un pulgoso perro negro rabioso que escupía constantemente fuego, roca y ceniza. Ella sonrió, y empezó a caminar hacia él, segura y decidida, sorteando con gracia la lava a sus pies.

Ningún volcán, por muy fiero que este fuese, lograría doblegarla.

4 comentarios:

  1. Stromboli una película de Rosellini . me recuerda a tu historia ...

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    1. ¡Hola, Alexandra!

      No he visto esa peli, pero me la apunto para verla. En realidad, mientras no te recuerde a la peli "Volcano", todo bien. Esa peli no me gustó demasiado. ;)

      Me gusta que me digan si mis historias se parcen a algo, así intento ser más original la próxima vez. ^^

      ¡Un abrazo fuerte! ¡Y muchas gracias por leerme! :)

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  2. Qué historia más inquietante, primero porque la chica queda hipnotizada por ese inmenso azul del mar. Y luego por no temer lo que se avecinaba...

    Me ha gustado muchísimo la manera en la que narrabas la historia, con cierta ternura y a la vez tristeza. Gran trabajo :D

    ¡Hasta la próxima Aio! ¡Un abrazo! ^^

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    1. ¡Hola, Carmen!

      ¡Me alegro de verte de nuevo por aquí! Muchísimas gracias por leer esta historia. La idea era la de afrontar cualquier problema con la calma de un mar azul, aunque el problema sea un volcán enorme en erupción. Jejeje. Es una idea que me llama la atención. :)

      De nuevo, muchas gracias por tus palabras. ¡Nos seguimos leyendo!

      ¡Un abrazo!

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