Su oscuridad rivalizaba con la
del mismo espacio profundo, aquel lugar remoto y negro, lejos de
cualquier comprensión humana, donde el manto de la expansiva
creación aún no ha llegado. Su superficie era lisa y pulida, tanto
que a su paso, silencioso y permanente, se reflejaba al detalle cada
una de las distantes estrellas, planetas y galaxias. Su forma era
esférica, el más perfecto de los volúmenes, y este artefacto
misterioso la adoptó ni se sabe cuándo, ni se sabe cómo. Sin
embargo, su objetivo era sabido. Era uno de los más terribles
propósitos, uno que era opuesto y definitivo para cualquier forma de
vida, pero, al mismo tiempo, uno que suponía una medida
constante para el universo. Se trataba de una esfera oscura, pulida y
perfecta, desconocida a ojos humanos, que recorría los confines de
la existencia, de un extremo a otro, con el único cometido de acabar
con civilizaciones enteras.
Portadora de muerte, la esfera
surcaba los infinitos siderales en busca de vida para acabar con
ella. Nadie, ninguna criatura, de aquí, de allí, de este plano, del
superior o del inferior... Nadie sabe a ciencia cierta si la esfera
cumplía los dictados de su propia voluntad, o si, por el contrario,
se limitaba a cumplir la voluntad de su superior o... quizás incluso
de su creador. Pues, del mismo modo que nadie conocía la naturaleza
de sus intenciones, ningún ser, ya estuviera dotado de esencia vital
o no, sabía si la esfera tenía vida propiamente dicha. Era una
esfera de contenido desconocido, pero repleta de incógnitas. Y había
poco tiempo para responderlas, pues las pocas civilizaciones que la
descubrieron, dispusieron de poco tiempo para estudiarla. La esfera
era eficaz, y cumplía con su cometido aniquilador de manera rápida,
silenciosa y global. Por donde pasaba, no dejaba vida, tan solo
recuerdos de lo que una vez fue, vestigios fósiles de los que una
vez vivieron.
No se entretenía ni se distraía.
Solo existía para aniquilar. Llegaba al planeta, contactaba con su
superficie, ya fuera esta tierra, agua, magma o éter, y comenzaba la
devastación. Pero existían ciertos límites en su masacre. La vida
desaparecía, pero el planeta quedaba intacto. Hay quien, antes de
desparecer en el olvido del tiempo, aventuró que la esfera era un
decididor, una voluntad existencial de qué prospera y qué no.
Desafortunadamente, los que llegaron a esta conclusión fueron
víctimas de su propia conjetura. No prosperaron. Desaparecieron. Y
solo queda como recuerdo la indefinición de sus propias hipótesis
sin contrastar.
Nadie lleva la cuenta de cuántas
veces ha actuado la esfera. Algunos la llegaron a encontrar en las
cercanías del sistema solar, en dirección al planeta cuyos
habitantes ahora lo llaman Tierra. Hace ya tiempo de la visita de la
esfera a la Tierra. Por aquel entonces era un planeta salvaje e
indómito, poblado por criaturas majestuosas de las que dio buena
cuenta la esfera. Tras su paso por la Tierra, tan solo quedaron con
vida algunas pequeñas criaturas, diminutos seres que han sabido
evolucionar con el tiempo y controlar el planeta en el que viven.
Control que se torna en abuso en ocasiones... Curioso planeta la
Tierra.
También existió la idea de que
la esfera era un servicio de purificación que solicitaban los
planetas. Cuando un planeta veía el momento de reiniciar su
ecosistema, emitía una llamada sorda y oculta entre las emisiones
lanzadas a las inmensidades espaciales. La esfera recibía la llamada
del planeta y, en ese preciso momento, emprendía su rumbo hacia
donde se la necesitaba.
El último avistamiento de la
esfera parece dar fuerza a esta línea de pensamiento. Existió una
vez un planeta que, en teoría, hizo su llamada de auxilio. Estaba
poblado por unas criaturas viles y odiosas, insectoides alados y
resistentes que se dedicaban a devorar, literalmente, cada gramo de
su masa. A base de dentelladas con sus mandíbulas implacables, cada
vez quedaba menos del planeta, hasta que se vio reducido a una masa
inestable de magma que flotaba en el espacio. Islas negras de
volcanes en activo iban a la deriva sobre océanos de lava, y el
cielo destellaba con colores rojo fuego cuando no estaba cubierto por
el negro de las cenizas. Aun en ese entorno hostil, las criaturas
continuaban devorando cada pedacito del planeta, hasta el día que
llegó la esfera. Sin embargo, algo insospechado ocurrió, o al menos
así lo cuentan los que llegaron a contemplarlo desde la seguridad y
la lejanía que ofrecían sus telescopios.
El planeta moribundo había
lanzado su llamada de socorro, pero ante su petición de auxilio no
acudió una sola esfera, sino que acudieron dos de ellas. Dos
portadoras de destrucción, cara a cara, sobre la superficie de un
planeta moribundo ante la mirada atónita de toda una civilización
de parásitos planetarios a punto de desaparecer.
Dicen que las esferas parecían
confusas. Quizás nunca ninguna de ellas había estado frente a otra
igual. Y, durante unos segundos, se mantuvieron flotando sobre el
magma, contemplándose una a otra, hasta que, de repente, ambas se
posaron delicadamente sobre la roca fundida y se hundieron
lentamente, cayendo al mismo tiempo, casi por arte de magia, todos y
cada uno de los parásitos planetarios. Se hundieron en el magma,
junto con las esferas negras. Y desde entonces, nadie ha informado de
ningún nuevo avistamiento.
Hay quien dice que las esferas,
tras este evento, regresaron a vagar por el espacio, otros sostienen
que continúan allí hundidas, esperando a escuchar una nueva llamada
de un planeta en apuros. Algunos otros, no muchos, están convencidos
de que las esferas se aniquilaron mutuamente. Pero eso parece
improbable. Para ello, las esferas debían contener vida en su
interior...
Hola Aio!
ResponderEliminarAsí que una esfera negra como la obsidiana que se encarga de socorrer a los planetas que están al borde del colapso, eh? Mmmm... una idea interesante, como interesante ha sido toda la historia ^^
Por cierto, no te quites flores, (lo digo por tu respuesta a uno de mis comentarios anteriores), porque el que vale, vale ;)
Un besote!
¡Hola, Carmen!
EliminarDe nuevo, ¡muchas gracias por tus palabras! Espero seguir a la altura. ^^
¡Un abrazo fuerte! ¡Nos seguimos leyendo!