Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 31 de octubre de 2013
El río de las almas
Sus cansados ojos reflejaban el
espectáculo luminoso que se desarrollaba ante ellos. Desde la
infancia de Míjael, sus padres lo habían enseñado a apreciar la
belleza de aquel fenómeno y a no tenerle miedo. Fue cuando ya había
superado la adolescencia cuando su padre y su madre lo sentaron en el
sillón grande del salón y le explicaron la auténtica y macabra
naturaleza de aquel raro suceso, localizado delante de su domicilio.
Y fue mucho más tarde, cuando Míjael se había convertido en
huérfano primero y en adulto luego, cuando supo apreciar cada uno de
los segundos de aquella maravilla que fluía constantemente delante
de su cabaña.
jueves, 24 de octubre de 2013
El monstruo
La puerta se agitaba dentro del
marco como si de un momento a otro fuesen a saltar las bisagras por
el aire. El monstruo golpeaba la madera una y otra vez. Estaba
decidido a abrirse paso a la fuerza, aunque para ello tuviese de
dejarse la piel de los nudillos contra la madera barnizada. Golpe
tras otro, arremetida tras arremetida, la puerta resistió cada uno
de los ataques con una asombrosa resistencia que, sin embargo,
disminuía un poco más con cada sacudida. Las grietas aparecieron
para marcar los puntos débiles y las astillas indicaban que la
madera pronto cedería. Nuevos golpes llegaron luego, y nuevas
heridas se abrieron en la superficie. Dentro de unos pocos segundos
nada se interpondría entre la bestia y sus víctimas. Madre una,
hija la otra, pero ambas sollozantes y asustadas.
jueves, 17 de octubre de 2013
Psicoanálisis
―¡Ah! ¡Buenas, doctor! Veo que por fin ha vuelto en sí. Pues me deja mucho más tranquilo. Pensaba que me había pasado y le había dado demasiado fuerte.
jueves, 10 de octubre de 2013
Culpa
Contempló la pastilla durante
unos segundos. No pudo evitar que su mente buceara en el doloroso
recuerdo que le encogía el corazón y le anudaba la garganta. Tan
pronto volvió en sí, se lanzó la pastilla dentro de la boca y la
obligó a bajar por la garganta a base de grandes y sonoros tragos de
agua. Pasó su mano por el rostro y se dio cuenta de que todavía
estaba temblando. Zack tomó aire con calma para relajarse y permitir
que el tranquilizante fuese haciendo su efecto. Apagó la luz de la
mesita de noche y se acomodó entre las sábanas de la cama. Un
profundo suspiro supuso el inicio de una noche que Zack esperaba
pasar a base de fármacos.
jueves, 3 de octubre de 2013
Vueltas en círculo y callejones sin salida
―¿Y cuánto tiempo llevas
aquí?
Para atajar el frío, Alain dio
palmas con las manos dentro de sus manoplas y luego dedicó unos
segundos a contar los meses mentalmente.
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