Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
miércoles, 29 de mayo de 2013
Hora de dormir
Llovía como si la creación entera fuese a morir ahogada por el
llanto desconsolado de los nubarrones escondidos en el cielo
nocturno. Claudia se acercó al cristal y contempló cómo se
empezaban a formar charcos en la acera. Las grandes gotas de lluvia
caían una detrás de otra, salpicando agua por todas partes. Ya era
de madrugada, y no se veía a nadie en la calle. El lugar estaba
desierto y húmedo, frío y mojado. Solo había lluvia helada, luces
parpadeantes de farolas y ruido constante de chapoteo incontrolable.
jueves, 23 de mayo de 2013
Las cuatro insidiosas: Muerte
—Esos ojos... Esos
macabros ojos negros... No me los quita de encima ni un segundo. ¿Os
habéis fijado?
jueves, 16 de mayo de 2013
Por favor
Por favor, sácame de aquí. Por favor, sácame de aquí. Por favor,
llévame lejos, donde deje de sangrar, donde deje de llorar, donde
deje de recordar. El aire me asfixia, no respiro. ¿Por qué? Los
demás me miran y no comprenden. Me oyen y se aburren. Me preguntan y
se cansan. Nadie comparte mi carga incomprensible. Nadie comprende mi
puzle y continúa desarmado. Demasiadas piezas, demasiado diferentes.
Formas imposibles. No encajan, no hay figura, no hay forma, no hay
contenido, no hay fin. Solo piezas que no dejan de venir y que no
encajan. Lluvia de pedazos de una vida que no conduce a ninguna
parte. Una carretera cortada por una abrupta sima de insondable
oscuridad. Caigo. Agito los brazos y nadie me tiende la mano, no la mano que necesito. Se
cansan, se aburren, no me entienden, no me ayudan. Solo, caigo y me
regodeo en mi caída, en mi soledad, en mi dolor. ¿Soy especial
porque sufro? Mentira. ¿Soy raro porque aún me duele? ¿Soy iluso
porque siento lo que no sienten, no entienden, no
comprenden, se aburren, se cansan, me dejan?
jueves, 9 de mayo de 2013
Las cuatro insidiosas: Rabia
—Otra vez esos ojos... esos horribles ojos rojos mirándome
fijamente.
—Vale... —dijo Lena,
resignada. Luego, suspiró, colocó la mano en la rodilla de su
hermana y asintió con la cabeza mientras apretaba los dientes—.
Entonces, resulta que esa niña que ves también tiene los ojos
rojos, ¿no?
jueves, 2 de mayo de 2013
Las cuatro insidiosas: Calamidad
“Otra vez esos ojos... esos extraños ojos amarillos mirándome
fijamente”. Denisse se acomodó en el asiento de plástico y dejó
de mirar a aquella niña de mirada áurea, sentada justo enfrente de
ella. Bajó la mirada al suelo y deseó con todas sus fuerzas que los
otros tres chicos que estaban en la sala de espera no se hubieran
dado cuenta de que había estado mirando fijamente a una silla. Para
ellos, el asiento en cuestión estaba vacío, pero, para los ojos de
Denisse, estaba ocupado por una chiquilla que no le quitaba los ojos
de encima.
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