La pared estaba completamente
cubierta de monitores, como si fuese un enorme panal de abejas. Sin
embargo, tan solo uno de ellos permanecía encendido, iluminando con
su mortecina luz gris el rostro serio del doctor Miller. Sentado a
escasos centímetros de la pantalla, mantenía la vista clavada en él
por encima de sus dedos cruzados. Vigilaba a la joven Edith, aún
inconsciente en el suelo de su celda acolchada. El aire olía al
cigarro que se consumía en el cenicero como un palo de incienso.
Dentro de su cabeza, el doctor no dejaba de preguntarse si había
hecho lo correcto con ella. Entonces, la puerta se abrió y apareció
una silueta oscura sujetando el pomo de la cerradura. Entró sin
hacer ruido, cerró la puerta y se apoyó en la pared a un lado. Se
recreó en el silencio aderezado con el zumbido eléctrico del
monitor. El olor del tabaco se había estancado dentro de la
habitación cerrada.
Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 25 de agosto de 2016
viernes, 19 de agosto de 2016
Edith: doctor
El rascacielos Inspirational: una
torre esbelta de cristal azul y metal cromado. Un hito más de la
humanidad, clavado con metal y hormigón en el asfalto de la ciudad,
que se elevaba como un espolón muy por encima del perfil irregular
del horizonte. Justo entre los rascacielos Reflexion e Illumination,
el Inspirational era el segundo más alto del círculo de
rascacielos, tan solo superado por el illumination, que los presidía
a todos como el frontal de una corona real puntiaguda que gobernaba
majestuosa en la llanura urbana. Edith ascendía despacio por la
fachada, muy pegada al cristal. De cuando en cuando, apoyaba la mano
en los salientes de las ventanas para tener un sitio al el que asirse
por si perdía el equilibrio. Sin embargo, lo que realmente había
perdido en aquel momento era la cuenta de pisos que había superado.
Evitó a toda costa mirar abajo y miró arriba en su lugar, para
comprobar si aún le quedaba mucho para alcanzar una azotea que
parecía no llegar nunca.
jueves, 11 de agosto de 2016
Edith: enemigo
Su hermano Ezra ya llegaba veinte
minutos tarde. Edith lo esperaba en el callejón de la parte trasera
de la biblioteca. No podía evitar mirar constantemente de un lado a
otro para vigilar las entradas y asegurarse de que únicamente su
hermano fuese quien apareciese. Miró hacia arriba. La biblioteca era
un edificio bajo, y el bloque de su espalda apenas tendría unos
siete pisos. Su intención era entregarse, pero mentalmente trazó un
plan de escapatoria por si la rodeaban y la cosa se ponía fea. Sería
arriesgado, pero, para escapar, volaría hasta la azotea de la
biblioteca y luego se impulsaría hasta la del bloque de pisos. Así
se libraría de cualquier encerrona, a no ser que apostaran
francotiradores en las cercanías, idea que le pareció exagerada.
jueves, 4 de agosto de 2016
Edith: huida
Patri no entendía por qué de
pronto su amiga Edith se comportaba como un animal enjaulado que
deambulaba de un lado para otro. Con el teléfono pegado a la oreja y
los dientes mordisqueando sus uñas, Edith se paseaba en círculos
delante de ella con la mirada perdida en el suelo. Justo después de
haber visto el principio del vídeo, Edith había reaccionado como si
Patri fuese invisible, luego había sacado su teléfono del bolso y
se había alejado unos pasos para separarse de ella. Patri
simplemente se quedó observándola, mientras sujetaba su propio
teléfono, todavía reproduciendo el vídeo de la chica libélula.
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