Las olas la tentaban con promesas
provenientes de más allá del horizonte del océano. Promesas
inalcanzables que nacían justo donde su vista se perdía, por encima
de la cortante línea definida que separaba el cielo azul del mar
azul. Sentada en la orilla, las olas se acercaban cada vez más a la
punta de los dedos de sus pies, pero ella no se dio por enterada.
Quería que el mar se confiase y creyese que la iba a pillar
desprevenida para que, una vez llegado el momento en el que el agua
salada la tocara, fuese ella realmente quien disfrutase al máximo de
un instante en el que todo un vasto océano la estuviese acariciando
y lamiendo con la delicadeza de las idas y venidas del oleaje
tropical.
Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 27 de agosto de 2015
jueves, 20 de agosto de 2015
La puerta
Se llevó la mano temblorosa
hacia la comisura de los labios y se limpió las salpicaduras. El
sabor ferroso de la sangre de otra persona se coló entre sus labios
y la boca le supo a asesinato. Con pasos descoordinados, se tambaleó
descendiendo cada uno de los escalones que llevaban al sótano.
Despacio, fue recorriendo los últimos metros que lo separaban de su
objetivo: la puerta de madera al final de aquel pasillo. Las lágrimas
asomaron en sus ojos y la mueca que empezó siendo de alegría se
tornó en una mezcla de pena e ira. Para llegar allí había hecho
tanto de lo que arrepentirse, había destrozado tantas vidas a su
paso, había traicionado y se había aprovechado de inocentes...
Todos y cada uno de sus actos deplorables lo habían conducido hasta
aquel sótano, lugar marcado por las sombras que danzaban al ritmo de
la hilera de velas que se derretían en el suelo. Todo lo hecho lo
había hecho para llegar a aquella puerta. Todo, por abrir aquella
puerta. Todo, por liberar a la prisionera del otro lado.
jueves, 13 de agosto de 2015
Obsidiana
Su oscuridad rivalizaba con la
del mismo espacio profundo, aquel lugar remoto y negro, lejos de
cualquier comprensión humana, donde el manto de la expansiva
creación aún no ha llegado. Su superficie era lisa y pulida, tanto
que a su paso, silencioso y permanente, se reflejaba al detalle cada
una de las distantes estrellas, planetas y galaxias. Su forma era
esférica, el más perfecto de los volúmenes, y este artefacto
misterioso la adoptó ni se sabe cuándo, ni se sabe cómo. Sin
embargo, su objetivo era sabido. Era uno de los más terribles
propósitos, uno que era opuesto y definitivo para cualquier forma de
vida, pero, al mismo tiempo, uno que suponía una medida
constante para el universo. Se trataba de una esfera oscura, pulida y
perfecta, desconocida a ojos humanos, que recorría los confines de
la existencia, de un extremo a otro, con el único cometido de acabar
con civilizaciones enteras.
jueves, 6 de agosto de 2015
En busca de la luz
Aliento
escarchado de un ser hundido,
ser que
se hunde, que se cae en sí mismo.
Burbujas
que escapan de su dueño perdido,
que se
hunde más, que se cae en su abismo.
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