Caminaba al mismo tiempo que
sostenía la hoja en su mano. Tenía algo de curiosidad por saber de
qué trataba aquella historia escrita en una hoja de papel tan
pequeña. A medida que iba leyendo, se fue percatando de que aquel
relato trataba sobre sí mismo, y contaba cada acción que estaba
sucediendo en aquel preciso momento. Justo entonces, casi como en un
acto reflejo, volvió la mirada y sonrió en busca de la complicidad
de alguien. Y, de repente, se paró a pensar. “Si esta historia
trata sobre mí y sobre lo que hago justo ahora, quizás si salto al
final y leo el último párrafo pueda predecir mi propio futuro”.
“O, quizás, si sigo leyendo,
pueda conocer mejor cada momento que me espera tras cada segundo del
presente”. De modo que continuó con su lectura y saboreó cada
palabra con la que se encontraban sus ojos, ávidos de conocer más,
de saber más. Pero el mensaje era muy amplio, y de pronto se volvió
inexacto. El lector se sintió defraudado y alzó la mirada a punto
de abandonar su lectura y tirar el papel en la papelera más cercana.
Pero, a su alrededor, se encontró con otros que eran sus iguales,
ansiosos de sumergirse en mundos escritos, de perderse entre olas de
tinta y de encontrar en las hojas papel el sentido y la emoción que
muchas veces faltaban en sus rutinas rebosantes de aburrida realidad.
De modo que el lector regresó a
su lectura, enmarcada entre las cuatro esquinas de su pequeña hoja
de papel, y leyó una frase que llamó poderosamente su atención.
“No estás solo”. De pronto, se sintió en compañía de toda la
multitud, y en sintonía con el lugar. Respiró el aire, se deleitó
con el viento que movía de vez en cuando las ramas de los árboles,
y se dejó arrullar por el ruido del ajetreo y el murmullo de las
conversaciones. El lector se ancló al presente, junto con otros
tantos iguales que él, afines a él, compañeros y compañeras de
él. Disfrutó del instante, y se sintió bien siendo uno en medio de
muchos.
Y así, llegamos al futuro, casi
sin que nadie se percatara de su llegada. Algunos disfrutaron de su
trayecto hasta llegar a él. Otros, sin embargo, quizás superados
por la curiosidad o las prisas, se toparon bruscamente con él para
conocerlo lo antes posible. Y ya lo conocen. Este es el futuro. El
futuro de lo que fue tu pasado. Desde entonces, quizás haya pasado
un minuto o un segundo, da igual. Disfruta del momento. Disfruta de
tu presente. Disfruta de tu futuro.
Una gran frase la de:
ResponderEliminar"No estás solo"
Y un gran final con moraleja incluída :)
A veces se nos olvida que la verdadera belleza de la vida está en disfrutar del viaje, y no tanto el destino. Gracias por recordarmelo :D Lo intentaré, intentaré sentirme como el lector de tu historia para llevar ^^
Bueno, pues gracias por deleitarme con estas dos historias tan bonitas (aunque la de antes me haya hecho sentir un poco triste). Me gusta visitar tu blog, sé que aquí me lo pasaré en grande con tus letras ^^
Un besote muy fuerte y que disfrutes del puente de Mayo. Nos leemos pronto!! :D
¡Hola, Carmen!
ResponderEliminar¡Te lo agradezco mucho! Esta semana tocó una historia cortita, pero me alegra saber que te ha gustado. ¡Chachi! ^^
Aprovecho para recordarme a mí, y a todo el que lea esto, que debo pasarme por tu magnífico blog, Carmen, para leer los relatos que has subido recientemente, y que aún tengo pendientes. Seguro que son geniales y me dejas con ganas de seguir leyendo más y más.
¡Un abrazo muy fuerte, Carmen! ¡Nos seguimos leyendo!