Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 27 de marzo de 2014
El nuevo feligrés (Cielo cromado: 9)
El templo estaba a rebosar. El
último que había conseguido entrar se había tenido abrir paso
entre la congregación para encontrar un lugar desde donde poder ver
el altar. Se detuvo donde tenía una buena visión, inclinó la
cabeza en señal de respeto y se cruzó de brazos para escuchar con
toda su atención las palabras del pastor:
jueves, 20 de marzo de 2014
Tarot (Cielo cromado: 8)
―Aquella tía no nos quita ojo
de encima ―comentó Vince, entre sorbo y sorbo de su cubata.
Sin dejar de apoyar los codos
sobre la barra, Joel miró sin ganas hacia el lado indicado. Vio a un
corro de chicas muy arregladas que conversaban entre risitas
despreocupadas. A Joel no le pareció que ninguna mostrase el más
mínimo interés en ninguno de ellos. Aun así, le siguió la
corriente a su amigo.
jueves, 13 de marzo de 2014
Tu cena favorita (Cielo cromado: 7)
Aquella madrugada, las campanadas
sonaron tres veces cuando Esteban lloraba solo en el callejón.
Abajo, muy abajo, desde las simas oscuras de su dolido corazón,
deseó que alguien escuchase su llanto y luego se acercase hasta él
para preguntarle un simple “¿qué te pasa?”. Pero estaba solo,
como siempre. Y el único alivio que encontró su desconsuelo fue el
del silencio indiferente de una ciudad que dormía durante la noche y
le daba la espalda durante el día.
jueves, 6 de marzo de 2014
Supermán (Cielo cromado: 6)
Llevaba demasiado tiempo callado.
Marianne echó un vistazo por el retrovisor del interior para saber qué
era aquello que estaba haciendo su hijo y que requería tanto
silencio por su parte. El pequeño estaba sentado en el asiento de
atrás, tranquilo y atento, sin apartar la mirada ni un segundo de la
ventanilla de la puerta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)