El despacho permanecía en la penumbra de la noche. El capitán de
policía Ricken contemplaba la que consideraba su ciudad a través de
la persiana. Dejó que la vista vagara entre los perfiles de los
edificios oscuros, cuyas ventanas se encendían y apagaban de vez en
cuando. Suspiró y se fijó en cómo los pecados de cada uno de los
ciudadanos se elevaban y diluían en el aire de la noche en forma de
columnas de vapor y humo de tráfico.
Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 11 de febrero de 2016
jueves, 4 de febrero de 2016
Brindis al sol
Apenas se podía distinguir la
forma de la nave en las alturas celestes del cielo. Se encontraba a
tal altura que tan solo se distinguía el destello brillante de su
fuselaje. Una columna de humo ascendente, cuyo origen se perdía
entre el horizonte de hormigón de la ciudad, dejaba descrito en el
firmamento el ascenso imparable de la nave hacia las fronteras de la
atmósfera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)