Los colores chillones de los
neones que anunciaban varias marcas de cerveza eran la única fuente
de luz dentro de aquel tugurio. El bar de Oli era oscuro y olía a
cerrado, pero era justo el tipo de local que atraía, como moscas a
la luz, a la escasa y dispareja panda de perdedores que acudía allí
cada noche para ahogar sus penas en alcohol y en conversaciones
cargadas de silencios, pensamientos profundos y miradas perdidas. Era
jueves y, como todos los jueves y como todos los días, Oli se quedó
un rato observando atentamente desde detrás de la barra cómo aquel
anciano sentado al otro extremo se encorvaba desgarbado sobre su vaso
de piña colada.
Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 24 de septiembre de 2015
jueves, 17 de septiembre de 2015
La nueva vida de Dana (Tercera parte de tres)
Pequeños y brillantes eran los
ojos que destellaban desde la profundidad oscura y rocosa de la
cueva. Atónitos y abiertos redondos de par en par, observaron
incrédulos cómo la joven Dana se alejaba de la entrada de la cueva.
Aquel ser, peludo y encorvado, dejaba que las sombras ocultaran su
flaco cuerpo, mientras daba pequeños brincos
nerviosos tras una estalagmita.
jueves, 10 de septiembre de 2015
La nueva vida de Dana (Segunda parte de tres)
Colocó los brazos en jarra e
inclinó la cabeza a un lado mientras no perdía detalle de la
inmensa gruta que se abría ante ella como si fuera la entrada a un
burdo y pedregoso túnel de una carretera forestal abandonada. Al
lado de Dana, su perra Nomi seguía sentada en la hierba, emitiendo de vez en
cuando algún gemido lastimero, como si al animal le preocupase que
su dueña de adentrara en la oscuridad de delante.
jueves, 3 de septiembre de 2015
La nueva vida de Dana (Primera parte de tres)
La cálida luz del sol de la
tarde se filtraba en las alturas a través de las frondosas ramas.
Dana cerró los ojos y alzó la cabeza hacia el cielo, que dejaba
entrever su claro azul celeste por los huecos entre las hojas.
Percibió el calor del sol en su cara, dibujando luces y sombras
caprichosas al mismo tiempo que la agradable brisa mecía las ramas
de arriba. El susurro de los árboles se convirtió en una melodía
tranquila y relajante que entraba por sus oídos y se hundía hasta
su corazón, calmando su latido y acompasándolo al vaivén del
follaje que la rodeaba. Sin pretenderlo, una media sonrisa apareció
en su rostro. Estaba tranquila y se sentía en paz. Entonces, escuchó
el paso apresurado de cuatro patas que se acercaban hacia ella. Abrió
los ojos y bajó la mirada para ver a su perra Nomi corriendo y
saltando algunos arbustos, mientras sostenía en su hocico el palo
que Dana le había tirado.
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