La pareja de ladrones se deslizó
sigilosamente por la cuerda hasta que las suelas acolchadas se
encontraron con las húmedas briznas de hierba ocultas bajo la bruma
del siniestro lugar. Kayra desenganchó la cuerda de lo alto del muro
y cogió el gancho al vuelo en su caída. La chica se movía rápido
y en silencio, con su esbelto cuerpo bajo la tela negra que la
ocultaba en las sombras como si se tratara de una proyección fuera
de todo tiempo y espacio. Hanzo se arrodilló tras la primera piedra
que encontró, sintió la piedra fría humedeciéndole las puntas de
los dedos que sobresalían de sus mitones. El tacto le erizó la
piel, y poco tardó en bajar la mirada y toparse con el nombre
inscrito en la superficie. Se había escondido tras una tumba, y, más
allá, era lo único que podía ver: un ejército de lápidas
torcidas sobresaliendo de un mar de niebla baja. Hanzo apretó los
dientes y frunció el ceño. Todavía no terminaba de entender cómo
Kayra lo había convencido de hacer algo que en realidad no deseaba.
―De acuerdo ―dijo ella,
agachándose tras Hanzo, ya con la cuerda recogida alrededor de su
pecho―. Tenemos vía libre, no hace falta que nos escondamos. El
enterrador ni está, ni se le espera, pero esa historia ya te la
contaré otro día.
Hanzo se quedó quieto y se
mantuvo callado. Ella le dio unos golpecitos en la espalda para que
la siguiera, pero él ni se inmutó. La chica se detuvo después de
dar el primer paso e hizo un gesto a Hanzo sin comprender por qué
este no se movía.
―Somos ladrones, Kayra, no
saqueadores de tumbas.
―¿No me querías demostrar que
de verdad me quieres? Pues demuéstramelo consiguiendo ese anillo. A
ella ya no le hace falta.
―Esto no está bien, Kayra. Me
estás forzando a hacer algo que no quiero... que no comparto.
―De eso se trata, Hanzo. Estoy
comprobando lo lejos que eres capaz de llegar por mí. Quiero ver si
eres capaz de cualquier cosa por mí. Menos no me vale. Menos es
insuficiente para mí.
El ladrón estaba desconcertado.
Sabía que si abandonaba su escondite tras la lápida, ya no habría
marcha atrás.
―¿Y si tan solo me estás
utilizando?
Kayra puso los brazos en jarra y
dio un resoplido.
―¿Pero qué dices?
―¿Y si lo de robar el cetro es
todo una mentira y tan solo deseas que robe ese anillo para ti?
―Oye, Hanzo, deja de poner
excusas, ¿quieres? O lo haces o no lo haces, pero deja de darle
vueltas. Entonces, ¿vas a conseguirme ese anillo para que podamos
luego robar el dichoso cetro?
La voz de la conciencia de Hanzo
le chillaba que diese media vuelta y saliese de allí, pero el joven
ladrón no le hizo caso y se puso de pie tras la lápida.
―Vas a fastidiarme la vida,
Kayra. Lo sabes, ¿verdad?
―Lo sé, pero empiezo a pensar
que me quieres, y que no puedes evitarlo ―y ella se giró, le dijo
que la siguiera con el dedo índice y comenzó a caminar entre las
lápidas contoneando su cintura. Hanzo miró a ambos lados,
desconfiado, y siguió los pasos de ella.
“Es aquí”, dijo tras una
breve caminata. Ambos se detuvieron delante de una tumba. “La dama
del cementerio”, leyó Hanzo sobre la lápida.
―¿Y ahora qué? ―preguntó
él.
Kayra se sentó a los pies de una
estatua de un ángel, cruzó las piernas y no apartó la vista de él.
―Dicen que la pobre mojigata de
ahí debajo se murió de amor cuando su marido le fue infiel... Yo
quiero su anillo. Consíguemelo, y entonces sabré que de verdad me
quieres.
―¿Y cómo se supone que voy a
hacer eso?
Kayra se encogió de hombros.
―A ver si eres un ladrón con
recursos.
Ui, qué cortito se me ha hecho...
ResponderEliminarPobre, me da un poco de lástima Hanzo. No creo que esté bien que tenga que demostrar que la quiere de esta forma, ¿no? Me empieza a caer un poco mal Kayra, la verdad. ¿Y por qué está tan obsesionada con el anillo de la mujer?
Ui ui ui... mira que si están robando y sale el fantasma de la mujer... >_< ¡No lo quiero ni pensar! (Es que los fantasmas no me gustan nada jeje soy una miedica)
Bueno Aio, pues me quedo a la espera del siguiente. Cada vez me gusta más la historia. ¡Ah! Y gracias por preocuparte por mis uñas ;) ¡Un abrazo muy fuerte!
¡Hola, Carmen! Como siempre, muchas gracias. La verdad es que Kayra es un poco manipuladora, y Hanzo un poco maleable. Y la historia de la dama del cementerio la contaré próximamente en el blog. ;)
Eliminar¡Un abrazo muy fuerte, Carmen! ¡Y pasa una buena semana! :D