El sabio anciano de la aldea
había tenido una revelación. Tras haber pasado una noche meditando
en lo alto del monte del fresno, su mirada cambió. Desde entonces,
el brillo de sus ojos era constante y le era imposible contener el
torrente de ideas que no paraban de brotar de su cabeza. El aluvión
era tan abrumador que tenía que darle salida por la boca, y el
anciano deambulaba por la aldea hablando para sí mismo, vomitando
cavilaciones inconexas como si una acalorada y eterna discusión
filosófica tuviera lugar en el foro de su mente. Los aldeanos
comenzaron a darle de lado, asustados por su carácter extraño,
distraído e impredecible. Algunos incluso llegaron a asegurar que el
anciano había dejado de dormir, y pasaba todos los días y todas las
noches en busca de una respuesta imposible a una pregunta que nadie
se había planteado nunca.
Contenido
- Boda de ladrones
- Cielo cromado
- Claudio
- Diario
- Dormiré contigo
- Edith
- El fin
- El manantial
- El testamento del dragón
- En busca de
- Flora
- Grietas en el cielo
- Historias con latido
- Historias cortas
- Imágenes con latido
- La mansión
- La nueva vida de Dana
- Lady Noche
- Lágrimas de sueño
- Lana Mandala
- Las cuatro insidiosas
- Latidos de libreta
- Llantos
- Mariposas en las paredes
- No se lo digas a mi hija
- Notas del autor
- Ojos negros colmillos blancos
- Sujeto de prueba 001
- Zona en obras
jueves, 23 de febrero de 2017
jueves, 16 de febrero de 2017
La peor pesadilla
El calor del fuego y su cálida
luz reunían a los cuatro amigos sentados a su alrededor. Arropada
bajo una manta con Fabio, Mireia miraba con ojos adormecidos cómo
las llamas de la pequeña fogata subían y bajaban. Él tomó un
sorbo de su chocolate caliente y miró al frente, donde estaba
sentado su amigo Dennis, abrigado hasta las cejas y abrazado a sus
propias rodillas. Dennis solamente se movía levemente de vez en
cuando para mirar de reojo a Daniela, sentada sobre un tronco caído
a su lado, en silencio y como ausente. Fabio mantuvo la mirada firme
hacia su amigo hasta que este no tuvo más remedio que devolvérsela.
Con un gesto de cabeza, Fabio le señaló disimuladamente hacia
Daniela. Lo estaba invitando a acercarse a ella para que no pasaran
tanto frío, pero Dennis negó con disimulo, cohibido por su timidez.
De buenas a primeras, la voz cansada y aburrida de Mireia se escuchó
por encima del crepitar del fuego.
jueves, 9 de febrero de 2017
Caleidoscopio
Estoy enamorado como un
desquiciado, desquiciado de estar contigo y besarte hasta el ombligo,
con motivo, sin motivo, vivo para estar contigo, lo digo mientras te
miro, te miro y alivio consigo, alivio de mis días que te regalo,
vida que te regalo mientras te cojo de la mano, coge tú mis caricias
y mis besos, cargados de amor pero sin peso, te abrazo y te aprieto,
y mi corazón no para quieto, me paro y te contemplo, eres tan divina
como un templo, rezo arrodillado ante tu belleza, hermosísima de los
pies a la cabeza, la cabeza me da vueltas y me mareo, mi mundo
desaparece cuando te veo, verte es el sentido que me falta, por ti
escalaría la montaña más alta, montañas nevadas de blanca nieve,
epíteto innecesario donde los hubiere, epítetos que no alcanzan a
describir, todo lo bueno que hay en ti, bondad y compasión, apoyo y
comprensión, demasiado perfecta para ser real, pero tan real como
perfecta, tan perfecta que no comprendo, qué ves en mí que yo
tengo, te tengo en un espacio en mi corazón, que escapa a mi poca
razón, razón por la que me enamoro, eres la luna que yo adoro, luna
bonita y brillante, más preciosa que un diamante, diamante amante,
ante ti no hay nadie delante, sombra a ti no te hacen, los miedos que
en mí yacen, miedos que se van y no vuelven, miedos espantados por
tus abrazos que envuelven, abrazos que nunca son suficientes, dulce
tacto que me mantiene caliente, calor que cura las heridas, calor que
me ayuda y me anima, ayuda que sin querer me das, compartiendo
miradas sin más, tu mirada es todo mi universo, y en él me pierdo
con tanto verso, versos para decirte que te quiero, y quiero decirte
que te quiero, porque quiero rima con te quiero, y no me canso de
rimar, ni me canso de querer, ni me canso de querer quererte. Te
quiero con locura, como un desquiciado sin cura.
Feliz San Valentín.
jueves, 2 de febrero de 2017
No hacer nada
La pareja de hermanos se abría
paso entre los escombros. Atadas en una sábana a sus espaldas, los
pequeños llevaban las provisiones que habían podido apañar de las
estanterías saqueadas y retorcidas del supermercado derrumbado. Por
suerte, lograron hacerse con algunas latas de judías, pimientos y
melocotones que encontraron debajo de los cascotes que antes fueron
la oficina del gerente. Tras cuatro semanas de bombardeos, ya poco
quedaba, y empezaban a escasear los alimentos. Regresar con
provisiones al refugio después de la expedición al supermercado era
casi un milagro. Cuando volviesen, los esperaban las escandalosas
tripas de cada uno de los pocos supervivientes que malvivían bajo
tierra, a salvo de la ira de fuego que parecía no dejar de caer de
las naves invasoras del cielo. Los niños no dejaban de arrastrase
con la esperanza de que la alegría de sus padres por la comida
encontrada superase su enfado por haberse escapado sin permiso.
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